Corella es la ciudad barroca por excelencia de Navarra. Entre su abundante patrimonio cultural se encuentran 3 órganos, ubicados en las iglesias del Rosario, de San Miguel y en el convento de Araceli. Todos ellos son originalmente barrocos, como lo atestiguan sus espléndidas cajas.
Del primero de ellos, El Rosario, no está clara la autoría, pero sí la intervención de Inchaurbe en el siglo XIX, por la placa que luce la consola del órgano. Se trata de un instrumento necesitado de una restauración que le permita volver a sonar, pero el material se encuentra en buen estado. Es un órgano muy interesante.
El caso de San Miguel es bien diferente. La iglesia se resume en una palabra: espectacular; tanto en cuanto a su belleza como en cuanto al espectáculo barroco que se despliega ante el visitante. Recientemente restaurada, es sin duda el mayor foco de atracción turística de la ciudad. Por desgracia, el órgano no fue tratado tan bien en su momento. Actualmente los corellanos creen, con toda lógica, que el órgano está restaurado. Pero la realidad es que no se puede tocar por un defecto en la instalación eléctrica instalada en los años 90 por los hermanos Orta, y luce una inadecuada consola en la que falta instalar varios tiradores que ponen en evidencia un trabajo inacabado. La tubería del interior es buena.
Un caso como este es lamentable en cualquier contexto, pero en el de San Miguel resulta penoso, por la espléndida actuación llevada a cabo en la iglesia en que se ubica. La actuación más adecuada sería deshacerse de esa estridente y deficiente instalación eléctrica y volver a instalar un sistema mecánico, como corresponde al contexto y a la realidad de este órgano antes de tan desgraciada intervención.
La restauración de San Miguel no estará concluida mientras no se actúe con el órgano con la misma calidad con que se ha hecho en el resto de la iglesia. No hay que olvidar que el barroco no es solo imagen visual, sino también sonido, música. El órgano de San Miguel se construyó buscando la escenografía barroca total. El lugar constituye una ocasión única de contar con todo ello.